Son lesiones en los tejidos blandos y/o duros del rostro, incluyendo los huesos de la mandíbula, mejillas, nariz, cuenca de los ojos y frente. Estas lesiones pueden ser causadas por accidentes automovilísticos, agresiones, lesiones deportivas, caídas, o quemaduras. Los traumatismos faciales pueden incluir fracturas óseas, laceraciones, contusiones y daños en los nervios.